martes, 16 de junio de 2009

COMO RAINEY Y KOCINSKI EN LOS 90

No es muy motivante subirse a la moto para hacer un test después de una carrera tan intensa como ésta de Montmeló, porque ya no había nada en juego, pero es lo que he hecho antes de ponerme con la columna. Por cierto, me sorprende lo mediático que resulta un duelo de dos pilotos hasta la última curva, y más cuando es con Rossi.

Trasnochando. Me acosté muy tarde después de la carrera, y lo hice otra vez en el circuito, porque a la mañana siguiente había entrenamiento. Se quedó conmigo mi amigo Ricky Cardús y entre las vueltas que dimos por el paddock, las partidas de motocross que nos echamos a la consola y ver en el hospitality de Yamaha el vídeo de la carrera, me dieron las dos de la mañana.

Repaso. No suelo ver mucho las carreras repetidas y, en realidad, de ésta sólo vi las últimas diez vueltas. Normalmente no me suelo gustar mucho encima de la moto cuando me veo por la tele. No me gusto generalmente porque siempre veo cosas a mejorar, pero esta vez me vi mejor que nunca. Fui muy fino y muy por el sitio. El único fallo que tuve fue en la última curva, donde no cerré el hueco. He visto la toma de ese adelantamiento desde diversos ángulos y en el que mejor lo veo es en la cámara aérea. Ahí se ve perfectamente la distancia y cómo estaba Rossi colocado. La verdad es que salió muy pegado a mí de la anterior curva, y fue ahí cuando empezó a preparar el adelantamiento. También me equivoqué al hacer un poco pasado las tres últimas curvas, por lo que no fui lo suficientemente rápido en ellas y facilitó que le llevara pegado.

Carrera mediática.
Es sorprendente lo mediático que resulta un duelo de dos pilotos hasta la última curva, y más cuando es con Rossi. Influye que sea él, porque ha ganado muchas veces, tiene muchos fans y es un mito dentro de las carreras. Además, un duelo entre dos pilotos con la misma moto, y de dos nacionalidades distintas, tiene mucho morbo y a la gente le gusta.

Kocinski y Rainey. Podría decirse que esta situación entre Rossi y yo es muy parecida a la que en su día vivieron entre Rainey y Kocinski a principios de los 90. Lo digo por la diferencia de edad que había entre ambos y porque eran compañeros de equipo en Yamaha. Uno habia ganado varios titulos, el otro acababa de llegar. Leyendo el libro de la biografía de Rainey, hay un párrafo en el que decía Wayne que sabía que la carrera deportiva de uno de los dos acabaría terminando por culpa del otro. Me recuerda nuestra historia a esa guerra, aunque espero a mi favor conseguir más victorias y títulos que Koncinski ante Rainey, porque él nunca fue campeón de la clase reina.

El test. Alguno se preguntará cómo nos quedan ganas de subirnos a la moto para hacer un test al día siguiente de una carrera tan intensa como ésta de Montmeló. Lo cierto es que a mí me apetecía bastante menos porque no había nada en juego. Lo importante ya había pasado y sólo me he centrado en mejorar las frenadas, frenando un poco más tarde, que es donde me cogió una pequeña ventaja Rossi.

Relaciones. Ayer no coincidí con él ni en la pista ni por el paddock, pero sí os puedo decir que el domingo estuvo más correcto que cuando le gané en Mugello. Se nota que fue él quien consiguió la victoria, pero eso es normal. Todos los pilotos somos un poco así. Digamos, entre comillas, que cuando ganamos somos mejores personas y nos enternecemos más. Cuando perdemos, somos más ariscos o bordes. No sé qué hubiese pasado si las posiciones hubieran sido diferentes, pero así estuvo muy correcto y fue todo un caballero. Veremos qué pasa cuando cambien las posiciones y si seguimos igual. Con trabajo todo llegará.

viernes, 12 de junio de 2009

PASIÓN POR EL TRIPLETE Y MONTMELÓ


Hola a todos,
hemos terminado los primeros entrenamientos del Gran Premi de Catalunya y quiero expresar lo contento que me siento por haber podido ofrecer un pequeño homenaje al club de mis amores, el Fútbol Club Barcelona. He recibido cientos de emails tanto a favor -la mayoría- como en contra. Pues para los segundos escribo estas líneas.
Para mi es un orgullo y aún más un privilegio la oportunidad de tener este pequeño detalle en un año como este, donde el equipo ha conquistado un histórico triplete y en el que pude vivir lo que es una final de la Champions League. ¡Estuve también en París, pero lo de Roma ha sido lo máximo! Lo que me hicieron vibrar allí no tiene nombre. Y eso lo saben tanto los culés como los merengues que viven un clásico o una final de un torneo.
Soy uno más, un chico normal, una persona con gustos como todos, con una forma de ser que le lleva a no renegar de nada ni de nadie. La carrera de Montmeló es una forma de redondear este círculo. Tres días con nuestra afición, con el calor de mi Club de Fans y con la ilusión de disfrutar, de olvidar lo que me ocurrió hace un año, donde terminé en el Hospital varios días. Espero que lo entendáis y que no cambiéis, como yo.
De vuestro piloto, JL.

martes, 2 de junio de 2009

UN 'THRILLER' CON FINAL DE COMEDIA

De buen humor. Acabo de llegar a mi casa, en España. Vivo en Barcelona y me encanta que haga un día tan bueno, que estoy aprovechando para tirarme al sol antes de que vengan unos cuantos amigos a casa para echarme unas partidas a la consola. Jugaremos unos partidillos de fútbol al 'Pro Evolution' e intentaremos bajar los récords en el 'Grand Turismo', un juego de coches en el que ahora me estoy intentado sacar los carnets en oro, con los que te permiten tener los mejores coches. El mejor que tengo ahora es un Ford GT de 550 CV y el circuito en el que parto la pana es en Laguna Seca... Los primeros minutos que pase con mis amigos seguro que hablaremos de la carrera, pero luego desconectaremos hablando de nuestras historias. Para eso todavía me quedan unos minutos y antes me tiene que dar tiempo a hacer esta columna y a aprovechar un poco más el sol. Como ya he dicho, soy más una persona de verano que de invierno, porque me encanta el sol, y así me relajo y disfruto de este gran momento. Lo digo porque, pese a no haber conseguido la victoria, el segundo de Mugello es un magnífico resultado para mí y más por la forma en que se produjo.

De película. Creo que la carrera que vivimos mi equipo y yo en Italia daría para hacer una película, una especie de thriller, por toda la emoción que hubo, pero con remate en plan comedia, porque hubo un final feliz. Empecé muy a gusto el fin de semana, porque en los entrenamientos fui siempre rápido y los tiempos me salían fáciles. El problema es que los demás también iban rápido, pero me fui tranquilo a dormir el sábado, pensando que la carrera se disputaría en seco. Ya el domingo por la mañana, se me torció el gesto, porque amaneció muy nublado y empezó a llover pronto. Eso hizo que en el warm up me preocupara, porque perdía tres segundos respecto a Stoner. La única tranquilidad que tenía es que pensaba que esta vez no habría que cambiar la moto en boxes, porque sería toda la carrera en mojado. Pero no fue así...

La caída. A pesar de que en la carrera el primero que entró en boxes fue Toseland a cambiar de moto, no fue el inglés el primero que lo hizo. A mí me tocó hacerlo incluso antes de que empezara la carrera por culpa de la caída que tuve en la vuelta de formación. La conducción en agua es muy delicada y nadie está a salvo de cometer un error así. Os aseguro que en ese momento no me sentía el más torpe del mundo. Pisé la línea blanca muy inclinado y sin tener la suerte de que Dios me mantuviera en pie con unas pinzas, como otras veces sucede. La lección que he sacado de esta caída es que, cuando vuelva a haber una carrera en mojado, seré el primero en salir del box para que no se me cierre el pit lane antes de tiempo. En Mugello volví a salir con la segunda moto por sólo dos segundos...

Lo más difícil. Todo pintaba negrísimo en la parrilla después de lo ocurrido y lo más difícil fue recuperar la calma. No sabía si me iban a descalificar, ni si a los mecánicos les daría tiempo para arreglar la segunda moto. Estuvieron de matrícula de honor. No llegué a estar histérico, pero sí que estaba enfadado conmigo mismo por el error. Eso me dio alas para salir con mala leche y es algo que a veces me viene bien. Esa caída me espabiló porque entendí que ya nada tenía que perder y que era un regalo estar en la parrilla.

Montmeló. La carrera de Montmeló no va a entrar en mi cabeza aún. Antes quiero disfrutar del día libre que me queda y, si hace bueno, iré a disfrutar de mi primera jornada de playa del año con algún amigo. Lo que no voy a hacer es pensar que Montmeló es especial porque eso ya lo hice en Jerez y me llevó a arriesgar más de la cuenta. Sólo os digo que es una carrera más en la que, eso sí, disfrutaré de la compañía de más amigos que en otros circuitos.