miércoles, 19 de agosto de 2009

DEBÍA AGOTAR MIS OPCIONES AL TÍTULO

Lo reconozco, esta vez me ha dado mucho "palo" tener que subirme a la moto el día después de la carrera de Brno. Cuatro días encima de la moto son muchos, pero sólo si te ha ido en la carrera como me fue a mí, con una caída cuando arriesgaba al máximo para batir a Valentino.

Sin descanso. Os adelanto que estoy un poco espeso, así que pido benevolencia con esta columna que hago desde Brno, porque ha habido test después de la carrera. Tres días encima de la moto, que es lo que dura un gran premio, ya es bastante, así que cuatro... Lo reconozco, esta vez me ha dado bastante palo subirme a la moto, algo a lo que contribuye que me haya ido mal en la carrera. Cuando te va bien, estás feliz y con motivación, por lo que te tomas con mejor humor el hecho de tener que probar cositas.

Mosqueo pasajero. Igual de sincero que os soy para una cosa, también para otra, y os aseguro que el mosqueo por la caída fue pasajero. Me tiré sólo veinte minutos muy cabreado pero, a partir de ahí, hice un stop y cambié de actitud para ser positivo. De hecho, estoy convencido de que algunas de las personas que me vieron podrían haber pensado que era yo el ganador de la carrera por lo contento y feliz que se me veía.

La telemetría no engaña. Ya he dicho alguna vez que no sirve de nada estar amargado. Sé que cometí un error, básicamente porque casi nunca te caes sin fallar. Suele ser porque has hecho algo diferente a vueltas anteriores y en la telemetría se ve muy claro el motivo de esta de Brno. Frené veinte metros más tarde de lo normal y mucho más fuerte. Por eso la horquilla bajó demasiado, mucho más de lo normal, hizo tope y se cerró la dirección. También entré un poco más abierto y puede que cogiera una zona sucia o bacheada por la que no había pasado antes.

Análisis. Analizando en frío la carrera, me doy cuenta de que hice una mala salida que me hizo perder un segundo y medio respecto a Valentino. Recuperarle esa diferencia fue costoso y supuso un esfuerzo extra que él no tuvo que hacer, porque enseguida se puso primero. A eso se añade que no me encontraba tan a gusto como el viernes y el sábado, lo que me hizo desgastarme mucho cuando llegué a su rueda. Tenía que ir forzando en cada frenada y llegué muy cansado. Eso hizo que no estuviera fresco y que no pudiera tirar y escaparme.

Confesiones. Es frustrante haber tenido el mejor ritmo durante todos los entrenamientos, tres o cuatro décimas superior al de Valentino, y luego rodar medio segundo más lento en la carrera. Eso marcó la diferencia, porque él rodó igual que lo había hecho, aunque luego reconoció que iba muy forzado. Si le hubiera aguantado delante esa curva igual la historia habría sido otra, porque él también iba al límite. De hecho, en las conversaciones postcarrera entre mecánicos, alguno de los del lado de Valentino le dijo a alguno de los míos que, de no haberme ido al suelo en ese momento, habría podido soltarle de mi rueda. Ya nunca lo sabremos...

¿Conservar? Nunca. Habrá quien crea que debía haber sido más conservador en esas vueltas y esperar a más tarde, pero yo tenía que intentar escaparme. Prefiero lo que ha ocurrido a haber corrido de manera conservadora y conformarme con un segundo puesto a medio segundo de él. Es algo que habría logrado con relativa facilidad, pero no me servía. Tenía que agotar mis posibilidades de título y era el día para arriesgar.

Los espartanos. Por los que más lo siento es por los once miembros de mi Fan Club que había disfrazados de espartanos en la grada. Estoy muy contento con el gran trabajo que están haciendo Carlos y Paco, porque cada semana son más los que están apuntados. Les siento en el circuito.

Mi futuro. Estoy en unos días decisivos para saber lo que pasará con mi futuro y tengo que decidirlo con mucha calma porque puede marcar mi carrera. En breve sabréis con quién corro el año próximo, y yo también, pero entretanto me entretengo leyendo la biografía en inglés de Carl Fogarty. Fue un piloto muy interesante y uno de mis ídolos.