El calor de la afición no se olvida

¡Buenos días!

Los tres días que he vivido en Jerez han sido de lo mejor que me ha pasado últimamente. Cuando uno está en una categoría inferior siempre espera llegar a MotoGP y ver de cerca todo lo que la envuelve. Pero ha superado las expectativas. No lo digo por el número de mecánicos y de gente que hay en el box siempre pendiente de lo que haces o dices, que también. Sino porque en Jerez, que es como mi segunda casa, sentí más que nunca el cariño de la afición.

Cuando llegué el viernes al circuito ya percibí cómo los aficionados al motociclismo te esperan para fotografiarse o vivir un momento contigo. La salida del box de Yamaha estaba repleta de vallas para que solo accediese el personal del equipo o los periodistas. Eso nació con Valentino Rossi y es increíble, inimaginable en otro lugar. El sábado hubo un instante en el que no tenía palabras. Estaba dentro del box con los mecánicos y escuchaba los gritos de una treintena de personas. ¡Coreaban mi nombre! Se me puso la piel de gallina. Quería salir cuanto antes para devolverles mi gratitud. Fue muy emocionante. Repartí más rozaderas que nunca.

Jerez también ha significado un cambio en mi forma de vivir los grandes premios. Y es que he estrenado motorhome (camión), lugar en el que dormiré durante los grandes premios de Europa. Ha sido otra sensación nueva, como cuando salía a primera hora de la mañana y ya había gente esperándote. ¡Incluso hubo un aficionado que me enseñó una foto de cuando yo corría con 15 años y se fotografió conmigo! Estas cosas son las que ha uno más motivan para seguir así.